miércoles, 28 de octubre de 2009
Ay, de ti Cioran
lunes, 19 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.
El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...
Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?
Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.
Oliverio Girondo
Llorar a lágrima viva
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.
Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio Girondo
lunes, 28 de septiembre de 2009
Como acaba aquello...
Esa tarde estaba simplemente cansado. Había bebido hasta la madrugada el día anterior y las náuseas no me habían abandonado del todo. La cabeza me daba vueltas y las risas estridentes que oía mientras caminaba junto a ellos solo me hacían cerrar los ojos e imaginarlos degollados y muertos al lado de la acera. A ver si así se callan, pensé, soltando la carcajada. No sabia a donde íbamos, pero la promesa de cerveza gratis fue demasiado tentadora, demasiado incluso para aceptar ir con esos idiotas. Fabio era la cabeza del grupo y era, sin omitir ningún juicio, un pendejo. Así, sin mas apelativos ni justificaciones. Era músico, o al menos eso había entendido, y estaba de gira con su grupo. No quise ni imaginar la clase de conciertos que ofrecían. A su lado caminaba una chica pequeña y delgada que pasaría por una niña si no fuera por sus enormes senos. Los pezones eran bien visibles debajo de la blusa de color verde y sin poder evitarlo me empecé a poner caliente.
Llegamos a un bar insignificante. La barra estaba vacía, pero fuimos a una mesa en el extremo del lugar. Apestaba a miados. Todos pidieron cerveza y empezaron a discutir acerca de quien era el escritor mas grande que habían leído. Me levante y fui a orinar. Cuando regresé, Lucía, la chica de los pezones, estaba hablando sobre la doctrina budista y los malentendidos que mucho se habían dispersado. La verdad es que a nadie le importa una mierda, pensé mientras le daba el primer sorbo a la botella. Puaj! Escupí lo que había en mi boca y sin decir nada a nadie, fui hacia la barra y pedí un vodka con soda. Mientras esperaba, sentí los ojos de aquellos clavados en mi espalda y escuché algunos murmullos de extrañeza. Volví con mi vaso y seguí escuchando su charla por casi media hora.
De pronto, uno de los sujetos del grupo se dirigió hacia mi y me pregunto mi opinión acerca de los problemas de Honduras. Sin levantar la mirada de mi quinto vaso, le conteste que no pensaba. ¿Cómo?, me respondió con una cara de asombro, supongo. Me importa un carajo, le dije al fin, dando el ultimo sorbo a mi bebida. Creo que ya hacia falta una buena guerra por esa zona. Se calló y siguió discutiendo con los demás sin volver a molestarme. Para entonces ya estaba un poco ebrio y aunque trataba, no podía dejar de verle los pechos a Lucía, que con el calor del lugar se hacían aun mas visibles y se balanceaban cuando se reía. Ella se dio cuenta al cabo de un rato y me miro a los ojos con dureza. Sus labios se torcieron en una mueca y aunque estaba sudando se puso un suéter de tortuga. Aun así eran bien visibles y seguí clavando mis ojos en aquellas grandes bolas. Paso una hora, y harto de escuchar discusiones y chistes estúpidos me levante y salí a la calle con ánimos de seguir bebiendo en otro lugar. No me tomó mucho tiempo darme cuenta que nunca había estado en esa zona cuando las vecindades empezaron a sucederse y las putas empezaron a aparecer a montones. La mayoría eran gordas y viejas, con el cabello rubio y los labios pintados de un color carmesí oscuro y barato. Seguí caminando otra cuadra y encontré a una mujer increíble, allí, de pie con unos pantalones demasiado ajustados y una camiseta diminuta. No traía sostén. Me le acerque mientras trataba de calcular cuanto efectivo tenia a la mano y al detenerme junto a ella le toque el muslo izquierdo. Trate de besarla pero me detuvo con delicadeza y me dirigió al hotel que estaba cerca. No seria una día tan malo, después todo.
M.H.
lunes, 17 de agosto de 2009
Un cuento de locura cotidiana.
Seguía viendo los grandes pechos de aquella mujer, redondos, acariciables, y casi palpitantes. Como era de esperarse no tardó mucho en sentir mi mirada y volteó. Fijó sus ojos en los míos por tanto tiempo que ya comenzaba a sentir el sudor corriendo por mi espalda cuando se levantó y vino directo hacia mí. -Otra escena de una vieja molesta por violarla con la vista- me dije, resignado a escuchar gritos y estupideces moralistas. Bebí el que creía sería el ultimo trago de la noche, me sente bien derecho en la silla y esperé. Se plantó enfrente de mí, con su vaso en la mano y se quedó inmovil, sin decir nada viendome ya con curiosidad, ya con pena. -¿Que, no vas a invitarme a que tome asiento?- dijo al fin. -Claro, adelante.- le dije, sin saber bien de que rayos se trataba todo eso. Mientras se sentaba, me limpié el sudor de la frente y la nariz, teniendo cuidado de no mostrar el nerviosismo que estaba a punto de hacerme gritar.
-¿Que tomas?- me preguntó sin despegar la vista de mi.
- Cerveza. Oscura.- tartamudé
-¿Puedo?- me dijo mientras alargaba su mano y se empinaba mi tarro.
Cuando terminó de beber, un ligero chorro cayó sobre su camisa, encima de los pechos enormes haciendo que el pezon izquierdo se asomara. Al parecer no se dio cuenta, o no quiso hacerlo. Sacó un cigarro de su pantalón (no traía ninguna de esas ridiculas bolsas de mano) y un encendedor de gas, de los caros. Empezó a dar profundas bocanadas cuando uno de los meseros, un marica visible, le recordó que no se podía fumar.
-No te quejas cuando envenenas a los otros con esa mierda de cerveza pero te sale lo hombre cuando ves que se consume una droga que no te deja beneficios. ¡Vete a la mierda!- dijo sin siquiera volverse para mirarlo. Siguió fumando y por primera vez me sonrió.- ¿Como te llamas?-me preguntó mientras exhalaba una nube directo en mi cara.
-Julio...
-Yo soy Mercedes. Dime Meche.
Por un rato ninguno dijo nada. Nos limitamos a estudiarnos, a escudriñar gestos y movimientos corporales, buscando la mas minima señal de debilidad, de incomodidad o desprecio. Su rostro era delicado y bellisimo. No llevaba maquillaje y aun asi era mas atractiva que la mayoria de esas actrizuchas de quinta que andan meneando el culo por alli. De pronto, otro mesero, le tocó un hombro. Meche, olvidandome por completo, tomó al tipo ese por el brazo y, sin niguna advertencia, le mordió los dedos. Yo estaba impresionado y asustado por los gritos de dolor que lo delataban tambien como marica. Me recordó una vez que un chiquillo loco le encajó un lapiz justo debajo del ojo a una niñita en mis años de primaria. Los mismos gritos de dolor. Era normal en la niña, pero oirlos salir de un tipo de mas de treinta era lo que en verdad me asustaba. Siguió moridendo hasta que se escuchó como tronaban y se separaban las falanges en una explosion de carne, sangre y hueso. El marica gritón se desmayó y con el chisme todavía en la boca, Meche se dio la vuelta y lo depositó en su vaso de whisky. Supe que era momento de correr cuando varios de los parroquianos sacaron sus telefonos y empezaron a marcar como poseídos.
Mientras se limpiaba la sangre de su boca con varias servilletas, me interrogó con la mirada y antes de que supiera bien que era lo que me preguntaba, estaba corriendo junto a ella por las calles mal iluminadas del centro.
-Un momento- le dije cuando me di cuenta de algo vital- le acabas de arrancar el dedo a un tipo que no te hizo nada. ¿Que demonios te pasa?
-¿Que no me hizo nada?- repitió, con un tono tan serio que dude acerca del tono que yo habia empleado- ¿Crees que tocarme por la espalda es NADA? Ahora ya sabrá que no debe tocar a una mujer sin su consentimiento.
-O...k...¿Entonces queda descartado que te acaricie las chichis?- le pregunté, confiando en la confidencia que acababamos de experimentar. ¿Que cual confidencia? No todos los días sales corriendo con una demente arranca dedos sin haber tenido nada que ver con ello.
Volvió a sonreírme y me besó. Sentí su lengua palapando dentro de mi boca, recorriendo cada rincón. Su aliento apestaba a sangre y alcohol.
La seguí a un hotel de ochenta la noche y al fin, despues de meses de pajas nocturnas y precoces, estuve con una mujer. La primera vez fue bestial y tan rapida que ya no estoy seguro si en verdad ocurrió. Ella se levantó y fue al baño. A limpiarse, supuse. Estuve un rato tratando de comprender que carajos había pasado, olvidando por un instante el asunto del dedo. Cuando ya estaba casi dormido, Meche salió del baño y fue a acostarse junto a mí. Me abrazó y sentí sus pezones en mi espalda, encajandose y poniendose mas y mas duros. Me di la vuelta, listo para otra montada pero ella me detuvo. Se dio la vuelta y me expuso sus flacidas y enormes nalgas. Sin nada de que quejarme, empecé a trabajarla mientras lentamente subia y bajaba su lengua por toda verga. Cuando ya empezaba a aburrirme, sentí una punzada de dolor que me hizo gritar. Me detuve y como represalia le di una nalgada en seco. Dio un ligero gemido y supe que había dado en un punto clave. Seguimos otro rato y esa vez no solo sento un pinchazo. El dolor fue insoportable. Confundido, con las manos todavia en sus nalgas la arroje de la cama y me llevé la mano a mi entrepierna. El dolor me estaba matando; mas que gritar, lloraba. No sabía que había pasado: quizas había usado demasiado los dientes, o quizas haya jalado un pedazo de pellejo sensible. No sabía que hacer y el panico se apoderaba de mi. Suplicaba, entre moqueos y lloriqueos que llamaran a una ambulancia cuando vi que Meche se levantaba enfrente de mi. Me miraba con indiferencia y, puedo asegurar, odio. Me dijo algo que no alcance a entender mientras se vestía y antes de que saliera, me arrojó el pedazo que me habia arrancado. Me las arregle para alcanzar el telefono y llamar a emergencias. Despues me desmayé.
Estuve en el hospital por dos meses, varios reporteros fueron a verme y a pedirme fotos de lo que quedaba de mi hombría. Salí en el periodico y por varios dias fui todo un personaje. Al cabo de una semana la noticia de un sucidio en el subterraneo apartó a los medios de mi pabellon. Cuando me dieron de alta, me acerque al puesto de periodicos, fuera del hospital, y compre el periodico. El tipo que me lo dio ni siquiera dio muestras de reconocerme. Aun con el frasco que contenía la punta de mi verga debajo de mi brazo, nadie pareció mostrar interes en mí. Tomé un taxi y le di la direccion de mi casa.
-¿Como va todo?- me preguntó
No le respondí. Arrancó y salió volando por entre las calles del norte de la ciudad.
M.H.
viernes, 31 de julio de 2009
Cuenta Atras
La noche era fría, el piso estaba tan mojado que era muy difícil caminar sin dar traspiés, y los vendedores de café hacía horas que se habían retirado de sus lugares acostumbrados. La gente cada vez era mas escasa y los automóviles mas numerosos. Las calles estaban iluminadas por tenues y chocantes luminarias de una temporada ajena y distante. En el aire se mezclaban los olores típicos de los callejones, olores acres, viciosos, enajenantes. Una puta en una esquina, gorda y asquerosa, esperando unos clientes que hacía mucho habían dejado de ir; un policía coqueteando con una ramera travesti; un asalto a unos cuantos pasos , se oyen las balas, lo gritos, llega el olor de la sangre y de los esfínteres liberados de su presión; un vagabundo inconsciente en el piso, cubierto de sucios y malolientes pedazos de trapo, habla en sueños, murmura recuerdos de su vida antes de que recurriera a la basura, una lágrima corre por su mejilla; un par de compadres ebrios saliendo de una cantina, cantando absurdas versiones propias de absurdas canciones registradas. Todo captado en un instante. Y olvidado al siguiente. El hombre gira la cabeza, buscando, interrogando la oscuridad de las sombras. Contempla la niebla que se eleva, gris, podrida, y apresura el paso. No quiere que lo encuentren en la oscuridad.
Al fin llega. El lugar acostumbrado, sigue allí, insensible y eterno, contemplando el transcurso de los días y gozando el avance de las noches. Vapores insanos brotan de su interior, hieden a decadencia, a desesperación, resignación y dolor. Traspasa el umbral y encuentra todo tal como lo dejo la noche anterior. Las mismas putas ofreciéndose de mesa en mesa, caminando entre los parroquianos, anotando sus pedidos y recibiendo propinas en sus abundantes carnes; las mismas actrices desnudas sobre el escenario, besándose, acariciándose, gozándose mutuamente; los mismos panzones en traje babeando, gritando obscenidades, pellizcando una nalga, un seno, gastándose un sueldo que desearan haber conservado cuando llegue la hora de pagar la tarjeta de crédito; los mismos púberes con credenciales falsas o robadas, con la misma actitud que los viejos, con las mismas ganas de saciarse, pero sin dinero para hacerlo. Como todas las veces anteriores se pregunta porque escogió ese lugar como destino ultimo en las noches. Busca una mesa vacía. No la encuentra. Se dirige a la barra. Pone atención a la melodía que llena el lugar, música vulgar y corriente, piensa. Pide una cerveza pero no la bebe, la toma, la contempla con ojos cansados y enrojecidos. Como una rutina arraigada e imposible de evitar, se lleva la mano al cuello y debajo de su camisa saca un collar de cuentas y juguetea con ellas con sus dedos pálidos. Se ríe de si mismo y prende un cigarrillo.
Y como todas las veces anteriores, logra recordar la causa de su constante asistencia a ese lugar.
Ella.
Gira la cabeza y una sombra oscurece su mirada. No esta allí. No todavía.
***
Al salir de la escuela, la noche ya estaba apoderándose del firmamento, reflejos agonizantes de una estrella que se niega a morir todavía son visibles entre las espesas y grises nubes de lluvia que se alzan como imponentes gigantes desde las alturas. Camina con cuidado titiritando de frío, cruzando los brazos firmemente sobre el pecho y maldiciendo la desidia con que rechazó el vestirse una chamarra en la mañana.
-Puta madre – repite una y otra vez. Gruesas gotas empiezan a caer, la gente corre desesperada en busca de refugio, la histeria de mantenerse seco es una obsesión que él no comprende, idiotas los llama, engendros atados a lo que sea que se aferren. La lluvia arrecia y en unos segundos se encuentra solo cruzando paso a paso el largo puente que se alza sobre un inerte rio de metal y toxicidad, contemplando la ciudad que esta por renacer y deleitándose con la imagen de verla derruida, consumida por el fuego. Así no importaría ya nada, dice en voz alta y sigue su camino hacia donde sus pasos lo lleven.
La mujer de los mechones azules le llamo la atención al solo mirarla. Delgada, demasiado para su gusto, sin senos y una tez olivácea, tostada por el sol. Solo había dos razones para que alguien tuviera ese color, pensaba. Ser un idiota que pasa sus días en la playa, o alguien que camina mucho. Como siempre, solo fijó su mirada con curiosidad y la retiró cuando su presencia fue advertida. No contacto visual, era su filosofía para no ser notado y así eludir el inevitable carácter que se escondía detrás de esas macilentas facciones. Un invisible verdugo que él mismo llamaba maligno. Aunque no podía decir que era.
Aun con todas las precauciones, los ojos marrón y la sonrisa desdeñosa de esa mujer fueron demasiado para él, aquel a quien llamaban el Hombre sin valor, y cuando vio su silueta avanzar, sus miembros se congelaron y la llamada imperiosa de su conciencia para que corriera fueron ignoradas.
Se detuvo frente a él y la primera parte de la sentencia comenzó. Así comenzó su trato con la mujer de los mechones azules.
Con el paso de los días se iban haciendo mas cercanos, la mano de ella cada vez se acercaba mas a la suya, sus ojos se encontraban mas seguido y el silencio dejaba de ser incomodo para dar paso a una contemplación inerme, constante, de dos almas agradecidas de encontrarse juntas. Los pequeños momentos, simples, cotidianos e invaluables se acumulaban, lenta pero constante se iba formando una red minúscula que unía a ambos en todo momento. Había no obstante, un vacio, un espacio aislado y lejano que ella no era capaz de penetrar, una parte oculta que ansiaba entender y así, de una vez por todas, formar un solo ser. Era ese extraño collar que él siempre traía consigo y que cuando creía que no lo miraba, acariciaba con los dedos y esbozaba una tenue sonrisa. Al principio ella creía que era poco estético, grande y estorboso. Pero mas seguido se encontraba mirándolo mientras él lo tomaba entre sus dedos y sonreía sin darse cuenta.
Una tarde después de dejar un bar, sintiendo el cosquilleo en la punta de los dedos y con la percepción alejada de su cuerpo, como si ella misma se viera a través de una nube translucida, le preguntó el origen de su peculiar adorno.
-Es un recuerdo familiar.- le contesto el hombre sin valor, con una voz más grave y unos ojos terribles y amenazantes. Como los de una fiera acorralada, se diría ella después.
Asustada por su reacción instintiva ella decidió dejar de lado el asunto, esperando que fuese la cerveza la que hablaba.
Después de eso, las cosas cambiaron tan rápido y tan extraño que no sabia que era exactamente lo que había cambiado. El silencio estrechaba su espacio con más fuerza y las miradas solo querían alejarse y sumirse en la profunda oscuridad del pensamiento. Los días se hacían largos y las conversaciones terminaban rápido. Cada vez se veían menos y los saludos eran helados; una roca transmitiría mas emociones, se decía ella a menudo. Pensaba en él pero además, y esto era lo que en verdad le preocupaba, seguía pensando en el collar, en las cuentas brillantes y casi palpitantes que emitían una débil voz que se elevaba hasta la desesperación de la locura. O de la necesidad.
-No puedo mas, hombre. Te quiero pero ya no hay ningún contacto. No hablas. ¡Háblame te digo!, pero santo cielo, no hay forma, no hablas.- le dijo al Hombre sin valor, pero sus ojos no estaban interesados en los suyos. Estaban fijos en el collar. Eso fue algo que no paso desapercibido para él.
-No se trata de ti. Es otra cosa.
Se levantó y se fue. Enojada porque sus mirada la había traicionado y triste por no tener el collar todavía.
Sentado en una banca veía la lluvia caer delante de la sombrilla que lo cubría. Todos corrían para protegerse. Alcanzó a verla alejándose, corriendo igual que los demás. Si hubiera tenido buen trasero la habría mirado una última vez.
-Lo siento. – dirigió su mirada al cielo y dejó que las gotas corrieran por su rostro. Agradeció la lluvia. Ocultarían sus lágrimas.
***
Una voz llama su atención y desvía la mirada del fondo la botella vacía que contemplaba con reverencia. Sin darse cuenta, toma el collar entre su mano derecha a y asustado cree que el momento ha llegado. Finalmente lo ha encontrado. Pero no, es solo un vago que jala su manga con impaciencia y le grita sandeces acerca de su miseria y lo falto que esta de caridad. Él lo despide con un movimiento de brazo y, aliviado, se limpia las gotas de sudor que en pocos segundos empaparon su frente.
Se acerca a una de las putas que están cerca y sin ninguna palabra de por medio se dirigen a la zona del segundo piso donde están los cuartuchos hediondos que llaman “habitaciones privadas”. Esta vez es la numero 6.
Regresa al bar con la entrepierna aun palpitándole y con el sudor cubriéndole la frente y el pecho. Su cerveza ya no esta. Pide un vaso de tequila, y con la mirada perdida en algún punto detrás del barman, se lo bebe de inmediato. Sonríe. Otro más. La noche es larga.
Tarareando fragmentos de canciones que recuerda al azar, sale del desdichado bar y atraviesa las calles vacías. Disfruta del aire limpio de gente, de estúpidas risas y discusiones sin sentido, se complace aun más con el silencio y la calma de una noche tranquila y lluviosa. Sigue el camino que tantas veces ha recorrido y en la fragancia de la embriaguez olvida mirar los rescoldos oscuros que son la antro de las abominaciones de la noche.
En su collar, que cuelga sin cuidado de su camisa desabotonada, brillan con fulgor propio las cuentas que al compas de sus torpes pasos van y vienen sobre su pecho. La última ya ha sido añadida y el límite ha sido alcanzado. Nuestro hombre sin valor no advierte que una figura oscura sigue sus pasos, un hombre alto, con sombrero y bastón decimonónicos sonríe entre dientes mientras su canturreo se pierde en la distancia.
martes, 21 de julio de 2009
carnal disculpame si te lo digo ati pero es que no puedo entender no capto la idea de que una persona a la que consideras inteligente te salga con una frase como esta : | ||||||||
el tipo de crepusculo es el icono que todas las mujeres vemos como el homvre perfecto | ||||||||
askew | ||||||||
ya lo dije | ||||||||
vaya cosa. No lo dije yo verdad? | ||||||||
cual crepusculo, por cierto | ||||||||
?? | ||||||||
no, por suerte, si no estaria vastante desepcionado | ||||||||
esa madre donde sale el vampiro con un volvo | ||||||||
??? | ||||||||
eel libro que hasta las señoras andan leyendo? | ||||||||
ese mero | ||||||||
oh ya. Lo siento, estoy medio desubicado, jajajaja | ||||||||
el livro cuya escritora fue llamada MEDIOCRE por el maestro del terror | ||||||||
si, lo imagino | ||||||||
y le fue bien | ||||||||
digo yo lo veia solo como una especie de averracion de la mitologia de white wolf | ||||||||
pero despues de ese comentario | ||||||||
por dios que desepcion | ||||||||
si a mi alguna vez casi me golpean por comentar que en alguna ocasion lei a paulo coehlo..y que me gusto. jajaja. Bueno, hay que saber que decirle a una estudiante de letras no? | ||||||||
jejeje | ||||||||
vueno vueno | ||||||||
si pero solo comentaste que te gusto | ||||||||
no dijiste que la chica de a orillas del rio piedra me sente y llore | ||||||||
es la mejor mujer que podria tener cualquier homvre | ||||||||
jajaja, si hubiera dicho algo similar hubiera sido lanzado a las vias de l metro | ||||||||
por cierto, solo como dato cultural, recuerdas la serie de Las aventuras de fly? | ||||||||
simon | ||||||||
era tan buena como aparece en mis sucios recuerdos? | ||||||||
o solo es un reflejo de mi niñez perdida? | ||||||||
la verdad no | ||||||||
y tu ultima pregunta es verdad | ||||||||
yo tamvien la recuerdo muy vuena | ||||||||
pero en youtuve | ||||||||
resulto ser un fiasco | ||||||||
mejor checate una pelicula que se llama el vuelo de los dragones | ||||||||
Jajajaja. No, para nada. Yo he gastado las ultimas 4 horas a verlo y no esta tan mala. | ||||||||
el vuelo de los dragones? | ||||||||
mmm....? | ||||||||
sep | ||||||||
es de las caricaturas que puedo llamar icono en el gusto y la enorme hamvruna de lectura que me provoco | ||||||||
esa frase esta muy mal hecha | ||||||||
como el otro 90% de las frases que desarrollo | ||||||||
no recuerdo haber visto esa serie... | ||||||||
nop, era una pelicula | ||||||||
no pues menos | ||||||||
ya lo buscare despues de ver como un niño se madrea a un cocdrilo rosa | ||||||||
jajaja | ||||||||
creeme que Omadon es vastante satisfactorio | ||||||||
y mash con vocezzz gachupassss | ||||||||
jajaja | ||||||||
confiare en que es gracioso... | ||||||||
lo es | ||||||||
jeje | ||||||||
por sierto acava de salir un livro que promete muchisimo "LOS VAMPIRATAS" la aventura mas grande de todos los tiempos enfrentados en los siete mares | ||||||||
... | ||||||||
... | ||||||||
S A R C A S M O | ||||||||
y lo peor es que si existe | ||||||||
... = ya lo se | ||||||||
si, ya lo he visto | ||||||||
desde cuando cualquier idiota pudo escrivir un livro?? | ||||||||
dimelo a mi, mis profes lo hacen todo el tiempo | ||||||||
jajaja | ||||||||
y debo decir que son extremadamente hediondos!!! | ||||||||
JAJAJA | ||||||||
chin!!! ya se murio el cocodrilo rosa!! | ||||||||
que demonios | ||||||||
por cierto, tu gamertag es Weather LUISMA? | ||||||||
nop | ||||||||
vueno solia ser ese | ||||||||
mierda, entonces quien es ese wey | ||||||||
hace muuuucho tiempo | ||||||||
si es mio | ||||||||
pero como suena asquerosamente mal | ||||||||
jajaja | ||||||||
oh siii | ||||||||
lo camvia a Tenochticlan | ||||||||
que suena mucho mejor no? | ||||||||
maldito sarcasmo | ||||||||
tamvien quiero camviarlo por Tezcatlipoca | ||||||||
que es mi verdadero gamertag | ||||||||
en todos los juegos | ||||||||
ohh ya | ||||||||
en cuanto anda la diadema inalambrica eh? | ||||||||
150 | ||||||||
mas menos | ||||||||
dolares. | ||||||||
a nooo la inalamvrica | ||||||||
la inalamvrica esta en 500 varos | ||||||||
oh ya | ||||||||
es un rovo verdad??? | ||||||||
si. | ||||||||
me quedo con la normal | ||||||||
me too | ||||||||
por ke no me aceptas por cierto | ||||||||
?? | ||||||||
cual es tu gamertag?? | ||||||||
CarloMario II | ||||||||
pero ahora estoy esperando mi 360 de vuelta, asi que estoy desconectado de la divverison | ||||||||
me too | ||||||||
focos rojos | ||||||||
si. Motherfuckers. | ||||||||
yo creo que terminare comprando un xvox | ||||||||
en electra como todo vuen jodido | ||||||||
jajajaja | ||||||||
chale. | ||||||||
aunque le heche el ojo a un psp | ||||||||
esa madre no me late | ||||||||
es que pues esta varato jaja y por jugar?? | ||||||||
pues la neta ya estoy urgido | ||||||||
diria que un ds, pero eso estaria peor | ||||||||
jajaja | ||||||||
de hecho si | ||||||||
suena muuuy ñoño | ||||||||
jajajaja. | ||||||||
Has visto como la gente se divierte con el wii? | ||||||||
con ese pedazo de chingadera.... | ||||||||
Un consejo, no digas eso en frente de un monton de N-fans | ||||||||
si, y es extraño | ||||||||
jajaja | ||||||||
que demonios | ||||||||
oye quien intento matar a hittler en la operacion valquiria??? | ||||||||
un monton de generales y mariscales de campo | ||||||||
rommel incluido | ||||||||
de los demas quien sabe | ||||||||
pero por que?? y cuando?? | ||||||||
es mi hermano preguntando | ||||||||
jaja | ||||||||
jajaja | ||||||||
despues de un fracaso como el de la operacion barbarroja, hasta los mas idiotas y zombizados generales se dieron cuenta que el del bigote estaba medio pendejo para la guerra | ||||||||
hay una fota cagada donde sale el hitler agarrandose el brazo des pues de la explosion | ||||||||
jejeje pero fue antes o durante la guerra? | ||||||||
casi al final | ||||||||
en el 44 | ||||||||
o yaa gracias mono | ||||||||
no hay tal | ||||||||
por sierto ire a quemar constantinopla durante tres dias con sus noches rovaremos, violaremos e incendiaremos toda mujer que no pueda ser traspasada con carne lo sera con el acero | ||||||||
no te unes? | ||||||||
que mas quisiera, aunque dudo en contestar a algo tan ambiguo | ||||||||
devo dejar de leer el necroscopio | ||||||||
jajaja | ||||||||
morire de desepcion, pero en fin | ||||||||
que mas da que una mujer admire a un vampirillo con un volvo | ||||||||
jajaja | ||||||||
jeje | ||||||||
en fin antes de hacer mas corage me despido carnal | ||||||||
y nos vemos en miguel angel de quevedo | ||||||||
ciao | ||||||||
ahi estare don. Adios |